Cambiar la perspectiva para ver otras realidades

 

“Nunca llueve a gusto de todos”, dice el refranero. Y así es. Lo que puede ser un desastre para quienes estaban pensando en irse de vacaciones, puede ser una bendición para quienes esperaban una buena lluvia que riegue sus cultivos.

Lo cierto es que la mayor parte de las personas vivimos el momento, el ahora, y lógicamente desde nuestro punto de vista. La vida -sobre todo la de ritmo vertiginoso de las grandes ciudades- no nos deja mucho tiempo para algo fundamental: parar, respirar y reflexionar sobre lo que pasa a nuestro alrededor.

Y esto hace que solamente seamos conscientes de una sola perspectiva de las cosas: la de nuestros intereses de este momento.

 

¿QUÉ ES VER LAS COSAS CON PERSPECTIVA?

Aquí entran dos conceptos:

  • Entender que la mayor parte de los acontecimientos de la vida no son un hecho aislado, y que se integran en el ecosistema de nuestra dinámica vital y profesional
  • Asumir de corazón que todo hecho puede ser visto e interpretado desde varios puntos de vista perfectamente válidos. Aunque algunos sean opuestos entre sí.

Estamos hablando de una habilidad fundamental para reducir padecimientos y poder sacar más provecho de las sorpresas -sobre todo las negativas- que la vida nos va dando.

 

¿DE QUÉ NOS SIRVE PONER LAS COSAS EN PERSPECTIVA?

Hacerlo es relativizar su importancia, y nos ayuda a restar la presión y el agobio que podamos estar sintiendo ante una situación determinada. Estar parados en un atasco, no haber conseguido los resultados deseados en un trabajo, habernos quedado sin empleo, la pérdida de seres queridos, una discusión importante con nuestra pareja, … Todos estos momentos nos lleva con frecuencia a pensar que estamos ante un desastre que hundirá nuestra vida para siempre.

Pues no. Te aseguro que mañana volverá a salir el sol y empezará un nuevo día. Con nuevas oportunidades y retos. Pongamos en práctica lo que en Psicología se llama el “encuadre positivo.”

 

CAMBIAR LA PERSPECTIVA EN LA EMPRESA PARA MANTENERNOS EN EL CAMINO

Una organización humana es también un ser vivo. Con sus emociones, sus temores, sus momentos buenos y malos, sus sueños, sus éxitos y sus fracasos.

Decía Irwin Berling, famoso letrista y compositor de Broadway, aquello de que “la vida es un 10% lo que nos pasa y un 90% cómo te lo tomas”.

El estallido de la pandemia está suponiendo un desafío como pocos. Es aquello que se habla desde hace tiempo respecto de la necesidad de cambiar, de salir de la zona de confort, de innovar, pero metido en nuestra vida en modo superturbo y sin opciones de decir “yo paso”.

¿En qué medida están siendo capaces nuestras empresas de mantener esta perspectiva ante los problemas y pensar en soluciones, antes que quedarse paralizadas por el miedo y la incertidumbre? Pues hay de todo.

Me parece admirable, entre otros muchos ejemplos, el de la empresa Nannify. Fundada en 2019, pasó de seleccionar cuidadoras de confianza que trabajaban en los domicilios de sus clientes a, en 48 horas tras la declaración del estado de alarma, sacar la primera versión de su nuevo negocio: crear contenidos de entretenimiento online que permitieran tener a los niños entretenidos mientras sus padres teletrabajan. Ha nacido Nannyfy TV. Como dice su fundadora Claudia de la Riva, “En una situación excepcional fuimos ágiles y vimos una oportunidad

 

QUÉ HACER PARA MANTENER UNA SANA PERSPECTIVA DE LAS COSAS

No tenemos control sobre lo que pasa en el mundo, pero sí que lo tenemos sobre cómo reaccionamos. De ahí que sí que podemos recordar una serie de técnicas que nos ayudarán a mantener las cosas en una perspectiva adecuada -la que nos ayuda a entenderlas mejor para ver cómo sacarle algún partido. Cambiar nuestras pautas de comportamiento ante las malas noticias nos ayudará enormemente a sobrellevarlas mejor.

 

Vamos con esas reflexiones para mantener las cosas en perspectiva:

  • Tengamos un sentido general de hacia dónde queremos ir, sin detalles. El camino o la forma de llegar allá puede cambiarse sobre la marcha.
  • Así será más fácil decidir sobre nuestras prioridades. Qué es realmente importante y qué es accesorio. Concentremos nuestros esfuerzos en lo primero.
  • Un árbol no es el bosque. Deja de concentrar tu pensamiento en los detalles y mira a los lados. Aléjate y contempla el problema desde cierta distancia.
  • No te dejes llevar por la primera impresión que nos dé un hecho. Algo que, por otra parte, es humano: por mucho que moleste a los escritores, casi todos juzgamos en buena medida un libro por su portada. Seamos conscientes de ello.
  • Ten cerca a personas con una forma de pensar distinta a la tuya. Con otros valores, otra actitud ante la vida, otra experiencia y otra mentalidad. Seguramente verán en las cosas algo que tú no ves.
  • Una vez que hayas reaccionado ante un acontecimiento, cuando ya se te ha calentado la cabeza, recuérdate que es perfectamente posible que te equivoques al imaginar todas las malas consecuencias que pueda haber. Habla con esas otras personas distintas, Y, en todo caso, al día siguiente y con una mete fresca, lo verás de una forma distinta.
  • No te obsesiones con lo que fue mal: concéntrate en lo que fue bien. Un consejo que leí en el blog de Paul Sloane, perfecto para tener en cuenta cuando crees que has fracasado en la vida por un par de reveses que hayas sufrido.
  • Recurre al pensamiento crítico. ¿Seguro que tienes todos los datos, y que son correctos? ¿Puede tratarse de un error? Las causas y consecuencias de esta mala situación, ¿hasta qué punto están fundamentadas? Ya sabes: desconfía temporalmente de tu marco mental y tira de fría y robotizada lógica al analizar el momento y sus proyecciones.

 

Yo procuro tener en cuenta el consejo de Wyne Dyer: “si cambias la forma en las que ves las cosas, esas cosas empezarán a cambiar”. Algo a lo que te ayudará mucho hablar con personas diferentes a ti, y que depende exclusivamente de ti. Sin masoquismos ni autoinculpaciones. Mirada adelante, visualización de objetivos y paso firme.

El mundo de los amantes del vino tiene su propia forma de recordar lo que es realmente importante:

¿Qué más da que la copa esté medio llena o medio vacía? Claramente, hay espacio para más vino".

 

 

AUTOR
Alberto Losada Gamst. Consultor de empresas especializado en la inteligencia colaborativa y la gestión de las ideas. Escritor de artículos sobre innovación, comunicación en las empresas y repensamiento de nuestras actividades.

Como formador especializado en habilidades de comunicación e innovación en las organizaciones, he impartido talleres en más de 30 empresas (muchas de las cuales han repetido con nuevos grupos) y más de 1.200 participantes, tanto presencialmente como online. Y en todas las ocasiones he aprendido mucho de todos. ¡Gracias por ello!

IMAGEN: OpenClipart-Vectors

 

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