La empresa emocionalmente inteligente

 

Empecemos diciendo lo que todos sabemos: que las empresas están para ganar dinero. Sin beneficios no hay empresas. Sencillo.

Cuando la tasa de paro es elevada -digamos que por encima del 10%- o muy elevada -como el 14% que tenemos en España-, parece fácil encontrar trabajadores.

Pero luego no lo es, como se quejan tantos empresarios. Que si no encuentro profesionales adecuados, que si no se presentan a la entrevista, que muchos de los que se presentan tampoco muestran excesivo interés tras conocer las condiciones, … La lista puede ser larga.

Hay una cosa cierta: eso le da igual a la competencia. En realidad, se alegrará. Porque quien tenga en su equipo a los mejores ganará. Las empresas que tengan una mayoría de mediocres apenas sobrevivirá si su dirección sabe lo que hace, y el resto no tendrá mucho futuro.

Como todos queremos trabajar con el mejor talento, con aquellos profesionales que de verdad aportan valor, con visionarios que combinan su capacidad de anticipar el futuro con un buen sentido práctico del presente, pues buscamos selectivamente con qué organizaciones colaborar.

 

Si yo, como empresario o líder de una organización, me esfuerzo por facilitar y mantener una dinámica interna de funcionamiento entre mis colaboradores que permita una evolución y adaptación constantes, conseguiré un margen extra de competitividad.

Para atraer y conservar a esos grandes profesionales que me permitan alcanzar esa visión de empresa fluida y ágil, será imprescindible diseñar y materializar un entorno en el que apetezca trabajar. Esto se consigue ofreciendo, además de una compensación económica sensata, retribuciones intangibles que muevan emocionalmente a las personas. Como por ejemplo le pasa a Google con su famoso 20% de tiempo para proyectos propios.

 

EL SALARIO EMOCIONAL VA DESPUÉS DEL ECONÓMICO

De la misma forma que las empresas existen para ganar dinero, también las personas trabajan con esa intención. No se puede hablar de salarios emocionales ni dar palmaditas en la espalda a empleados que no llegan a fin de mes, que se sienten explotados y que están seguros de que se irán a la calle en cuanto cometan un error o sobrevenga cualquier dificultad en los resultados económicos.

Como reflexión, diré que un sueldo low cost lleva a una vida low cost y a un rendimiento igualmente low. No hay motivación para implicarse más. Si el trabajador no ve su propio futuro, menos se preocupará por ver el de la empresa en la que hoy trabaja.

 

LAS EMPRESAS Y ORGANIZACIONES EMOCIONALMENTE COMPETENTES

En general podemos decir que serán las protagonistas del futuro. ¿Por qué? Porque tendrán el mejor motor imaginable: las ganas de todos sus colaboradores de que triunfen. Su Dirección es competente y sabe escuchar las ideas de su gente, es capaz de adaptarse a los cambios en los mercados y se preocupa genuinamente de la felicidad de sus personas.

Ya, y, ¿cómo se distinguen estas empresas?

  • Tienen una visión y una misión claras y sinceras. Todos sus trabajadores las conocen y comparten.
  • Saben crear un entorno que promueve el sentido de la pertenencia. Hay orgullo a la hora de decir que uno trabaja ahí.
  • Quien trabaja con ellas sabe que hay un propósito en su labor. Percibe que está haciendo algo que añade valor más allá de sus responsabilidades oficiales.
  • Facilitan las interacciones personales. Ayudan a que las personas que trabajan en ellas se conozcan y establezcan vínculos de confianza.
  • Favorecen la interacción entre sus equipos. Acciones formativas, conferencias, charlas con gente de fuera, reuniones interdepartamentales que ayudan a la colaboración entre áreas en vez de echarlas unas contra otras.
  • Promueven el espíritu intraemprendedor y la aportación de nuevas propuestas. Tienen un sistema interno que gestiona estas propuestas, ayuda a estructurarlas y premia a sus protagonistas.
  • Son especialmente cuidadosas en la elección y formación de sus mandos intermedios. Este es el nivel de decisión y gestión que más influye en una organización, y que suele ser el obstáculo para las nuevas prácticas.
  • Tienen programas eficaces para incorporar a nuevos profesionales. Se aseguran de que ese onboarding suponga un éxito para ambas partes.
  • Disponen de un Departamento de Personas/Talentos/RRHH compuesto por profesionales de las competencias y las habilidades tanto técnicas como humanas. Se ocupan de conseguir para su empresa los colaboradores más idóneos, de ofrecerles un proyecto de carrera y de mantenerse al tanto de su evolución.
  • Sus distintos niveles de responsabilidad, del primero al último,  están compuestos por líderes y no por egos temerosos y autócratas.

 

Al final, las organizaciones y empresas emocionalmente inteligentes son las que más capital tienen. Un capital de motivación, de compromiso, de confianza y de ganas de triunfar que las llevará a un futuro más brillante, competitivo y rentable.

 

AUTOR
Alberto Losada Gamst. Consultor de empresas especializado en la inteligencia colaborativa y la gestión de las ideas. Escritor de artículos sobre innovación, comunicación en las empresas y repensamiento de nuestras actividades.

Como formador especializado en habilidades de comunicación, he impartido talleres en más de 30 empresas (muchas de las cuales han repetido con nuevos grupos) y más de 1.100 participantes. Y en todas las ocasiones he aprendido mucho de todos. ¡Gracias por ello!

IMAGEN: Kevin Delvecchio en Unsplash

 

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