La trampa del “futuro usado”

He estado esperando un robot de limpieza desde niña. Crecí con una visión "Supersónica" (nombre en español de una famosa serie futurista de dibujos animados de los años 60 llamada "The Jetsons", N. del T.) de cenas con solo pulsar un botón y limpieza automatizada, así que imaginé llegar a casa y encontrar una casa gestionada por un fiel ayudante humanoide. En retrospectiva, esa visión del futuro no fue una visión audaz de lo que podría ser en 2040; fue un sueño de los años 60.

 

Traducido y adaptado del original "The used future trap", por Jennifer Lo en el blog de IDEO

 

En nuestra búsqueda de una visión de futuro, a menudo nos encontramos reciclando paradigmas obsoletos. Este fenómeno, conocido como el "futuro usado", se refiere a la adopción de ideas y modelos establecidos sin un análisis crítico de su relevancia o eficacia actual. Introducidos por primera vez por Sohail Inayatullah, pionero y figura destacada en el campo de los estudios de futuro, los "futuros usados" son ideas sobre el futuro que heredamos sin crítica, ideas que resonaron en el pasado pero que ya no se adaptan a nuestras realidades emergentes. La imagen de un robot humanoide ordenando la casa es precisamente eso: una imagen nostálgica del mañana que nos distrae de las innovaciones más sistémicas que necesitamos hoy. Lo cual, dado nuestro contexto actual, debería parecerse más a un rediseño de sistemas completos para la vida, en lugar de un solo dispositivo para la eficiencia individual.

 

Como futurista, me fascina el concepto del futuro usado. Muchos líderes y organizaciones con los que trabajo operan, sin querer, en piloto automático, reciclando constantemente viejas creencias y suposiciones sobre lo que la gente quiere, lo bueno o lo mejor, o lo que la tecnología debería permitir. Incluso los futuristas adoptan irreflexivamente conceptos desarrollados en diferentes contextos y plazos, lo que conduce a soluciones inapropiadas o incluso perjudiciales para las necesidades actuales. Los diseñadores que buscan futuros usados corren el riesgo de construir sueños de ayer sin darse cuenta de que ya están obsoletos. Esto es evidente en muchos de los sistemas "rediseñados" que vemos en el mundo actual:

  • una planificación urbana que sigue favoreciendo la infraestructura centrada en el automóvil a pesar de la creciente conciencia de los beneficios del transporte sostenible y adaptado a los peatones.
  • sistemas educativos que aún reflejan el modelo fabril de la revolución industrial, enfatizando la estandarización y la conformidad por sobre la creatividad y el pensamiento crítico.
  • atención médica que se centra en el cuidado agudo y episódico, descuidando los enfoques holísticos, preventivos y comunitarios de bienestar y salud pública.
  • diseños de oficinas que priorizan los cubículos “modernizados” y los lugares de trabajo centralizados, pasando por alto el potencial de los modelos híbridos y los terceros espacios, e ignorando los costosos desplazamientos y los problemas de equilibrio entre el trabajo y la vida personal.

Cada uno de estos sistemas lleva el ADN de un futuro más antiguo que no encaja con la realidad en la que vivimos ni con las expectativas que tenemos para el futuro. La mayoría de los intentos de rediseñar o evolucionar estos sistemas y tantos otros son, en el mejor de los casos, miopes y graduales; se asemejan más a remezclar soluciones anteriores que a impulsar un cambio paradigmático.

 

UNA MENTALIDAD EN LA QUE ES MUY FÁCIL CAER A LA HORA DE VISUALIZAR POSIBLES FUTUROS

Tras muchos años trabajando en la proyección de futuro con clientes y estudiantes de posgrado, he vuelto al mismo ejercicio. Les pido que cierren los ojos e imaginen el año 2040. Casi invariablemente, sus mentes regresan a lo familiar: coches voladores, distopías corporativas y paisajes urbanos iluminados por neón, propios de una cultura popular a veces de décadas de antigüedad. Los futuros que podrían imaginar están limitados por visiones heredadas de lo que podría ser.

Para romper ese círculo vicioso, he empezado a cambiar la pregunta. En lugar de "¿Cómo se ve el 2040?", pregunto "¿Cómo se siente tu cumpleaños en 2040?". De repente, las respuestas son diferentes. Hablan de quiénes esperan que estén allí, dónde estarán y qué estarán haciendo. El futuro se basa en algo personal, emocional y, en última instancia, humano.

Y ahí es donde empieza el verdadero pensamiento de futuro. La clave está en darse cuenta de cuándo se repite la visión del mañana de otra persona y en sentir la curiosidad suficiente para imaginar la propia. Pero, ¿cómo, exactamente, se puede evitar el futuro usado?

 

LAS 5 TÉCNICAS PARA SUPERAR LAS LIMITACIONES DEL "FUTURO USADO"

1. Identificar señales emergentes

Mirar más allá de las narrativas hoy dominantes significa sintonizar con las débiles señales del futuro, indicadores tempranos de cambio que insinúan lo que podría ser plausible mañana. Estas señales aún no son tendencias; son provocaciones, impulsos culturales, experimentos incipientes o subculturas que operan al límite.

Consideremos el proyecto "Futuro de la Automoción" de IDEO de 2015. Introducido mucho antes de que los vehículos autónomos llegaran a las calles, este trabajo trazó un mundo donde los vehículos eran compartidos, adaptables e integrados en un ecosistema urbano más amplio. No se preguntaba: "¿Cómo podemos mejorar los coches?". Se preguntaba: "¿Qué ocurre cuando dejamos de diseñar pensando en la propiedad del coche?". Al interpretar los primeros cambios en la tecnología, el comportamiento social y la planificación urbana, el equipo imaginó nuevas plataformas de movilidad que anticiparon las transformaciones actuales en la infraestructura de transporte. Al observar las recientes incorporaciones de vehículos autónomos en el mercado del Área de la Bahía, es imposible pasar por alto las similitudes entre lo que IDEO imaginó que podría ser la movilidad y su situación actual.

Para evitar la trampa del futuro usado, debemos estar menos obsesionados con pronosticar con certeza lo que sucederá y ser mucho más valientes al detectar señales de lo que es posible, sin importar cuán especulativo parezca.

 

2. Cuestionar el marco o encuadre del pensamiento

Los futuros usados a menudo se infiltran por la puerta principal, a través de proyectos que enmarcan el problema a resolver utilizando suposiciones, categorías o lenguaje del pasado. Por eso es crucial preguntarse: ¿Este trabajo busca una mejora incremental o una reinvención transformacional? Los esfuerzos "mejor que hoy" pueden optimizar el statu quo, pero los informes sobre el "futuro de" abren la puerta a la reinvención estratégica.

La colaboración de IDEO con Conservation International se centró inicialmente en la protección de puntos críticos de biodiversidad. Mediante un replanteamiento, el equipo avanzó desde los mensajes tradicionales de conservación hacia la construcción de un nuevo paradigma cultural: ayudar a las personas a reconocer la naturaleza como fuente de bienestar emocional, físico y espiritual. Este nuevo contexto los llevó a considerar la naturaleza como su cliente, transformando la forma en que se valora y se comunica la conservación en términos centrados en el ser humano. Fue una reorientación significativa del propósito, más que un simple mensaje nuevo.

 

3. Prototipar futuros tangibles

Es difícil desaprender los futuros que heredamos a menos que veamos, toquemos o experimentemos alternativas. Prototipar futuros tangibles nos ayuda a ir más allá del pensamiento habitual y a materializar las ideas especulativas. Esto podría implicar crear artefactos especulativos como periódicos del futuro, diseñar rituales futuros como una reunión diaria con tu agente de IA o simular sistemas completamente nuevos.

En IDEO, los equipos suelen utilizar técnicas de futuros tangibles para prototipar nuevos productos, servicios y comportamientos. Cuando los equipos trabajan en proyectos sobre el futuro de la salud, los prototipos pueden incluir una clínica simulada que represente un modelo de atención alternativo, un folleto sobre políticas futuras o el interior de una ambulancia autónoma. Estos prototipos para la interacción sirven como herramientas para poner a prueba las suposiciones y descubrir perspectivas, generando un impulso que permite a las partes interesadas reaccionar, iterar e imaginar conjuntamente. No se necesita una máquina del tiempo para imaginar lo que podría ser; simplemente se necesita un prototipo.

 

4. Crear narrativas humanas

Demasiadas visiones de futuro se centran en la tecnología, los mercados o la eficiencia y pasan por alto el eje central del cambio: las vidas humanas. Las narrativas centradas en el ser humano iluminan los valores, los deseos, las tensiones y las compensaciones que definen futuros significativos. Nos ayudan a imaginar lo que nos depara el futuro y cómo será vivir en él.

En varios proyectos de IDEO que reinventaron el futuro del envejecimiento, los equipos se resistieron a la narrativa común del declive y la dependencia. En cambio, cocrearon historias con adultos mayores que abarcaban desde reimaginar la jubilación como una oportunidad para encontrar un propósito para toda la vida hasta rediseñar la muerte y ayudar a las personas mayores a vivir con propósito, hasta el final. Estas narrativas de futuro inspiraron nuevas ideas de productos y servicios y transformaron las actitudes sociales y las conversaciones sobre políticas.

La narrativa es una herramienta estratégica. Al contar historias de un futuro ideal donde las personas prosperan de manera justa, inclusiva y positiva, podemos construir la determinación colectiva para hacerlos realidad.

 

5. Diseñar paradigmas nacientes

A veces no basta con diseñar un nuevo futuro; también tenemos que diseñar las condiciones y el nuevo pensamiento que hagan posible dar forma a paradigmas nacientes, reorientando cómo definimos el progreso, el valor y el éxito.

En el Desafío Beyond the Bag, IDEO colaboró con startups y grandes minoristas para definir el significado de diseñar soluciones que restauren y renueven los sistemas naturales en lugar de agotarlos. La colaboración dio lugar a una gama de alternativas a las bolsas de plástico de un solo uso, incluyendo opciones biodegradables y sistemas de recirculación de bolsas. En cuestión de meses, se lanzaron varios prototipos en grandes minoristas y mercados clave.

 

REFLEXIÓN SOBRE LA TRAMPA DEL FUTURO USADO

Evitar el futuro usado en el diseño implica adoptar técnicas que fomenten no solo la imaginación de futuros transformadores, sino también aquellas que nos ayuden a descubrir y cuestionar posibles visiones obsoletas. Si no percibimos el futuro usado, corremos el riesgo de crear un teatro de innovación, puliendo ideas heredadas en lugar de sacar a la luz las necesidades, emociones y posibilidades verdaderamente nuevas. Al superar conscientemente estas viejas visiones de lo posible, nos abrimos a un espectro más amplio de posibilidades, lo que permite diseños que no solo son innovadores, sino que también están en profunda sintonía con el contexto cambiante de nuestro mundo.

 

AUTORA

Jennifer Lo. Jennifer es una futurista, diseñadora y educadora dedicada a ayudar a las organizaciones a cultivar la curiosidad, la innovación y la creatividad mientras navegan por las oportunidades y desafíos del futuro cercano. Con un enfoque estratégico para la previsión tangible, capacita a las organizaciones para pensar de manera expansiva y desarrollar resiliencia para lo que se avecina.

IMAGEN: mezcla propia a partir de las imágenes de SweetPea Anna y Sorapong

 

 

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